Las cepas de vino son la base de todo lo que disfrutamos en una copa. Cada variedad, cada origen y cada condición de cultivo influyen en el carácter final del vino. Conocer más sobre las cepas es entender el punto de partida de cualquier elaboración vitivinícola.
Desde Vinos Iberian hemos creado esta guía, donde veremos qué son, su origen, los tipos más relevantes, cuánta producción generan y cómo el terroir influye en ellas.
¿Qué son las cepas de vino?
En viticultura, la cepa es la planta de vid que produce uvas para la elaboración del vino. El término también se usa para referirse a la variedad o tipo de uva (por ejemplo, cepa tempranillo o cepa garnacha).
Esta planta, compuesta por raíces, tronco, sarmientos, hojas y racimos, es el origen de todas las características organolépticas que encontraremos en el vino.
Cada cepa tiene características propias: resistencia a enfermedades, ciclo de maduración, rendimiento y perfil aromático. Estas diferencias son clave para determinar qué vinos se pueden obtener de ellas y en qué regiones se desarrollan mejor.
Origen de las cepas de vino
Las primeras vides domesticadas provienen de la región del Cáucaso, hace más de 6.000 años. Desde allí, su cultivo se expandió a Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. Con el tiempo, las vides se adaptaron a distintos climas y suelos, dando lugar a numerosas variedades que hoy encontramos en todo el mundo.
El trabajo de selección humana y la adaptación natural han generado una enorme diversidad genética. Actualmente, aunque existen más de 10.000 variedades registradas, la producción comercial se concentra en unas pocas centenas, cada una con un perfil muy definido.

Tipos de cepas de vino
Podemos clasificar las cepas según su uso y características. Antes de ver ejemplos, es importante entender que cada tipo responde a un perfil aromático, un cuerpo y una capacidad de envejecimiento distintos. Esta clasificación básica ayuda a identificar qué esperar de un vino incluso antes de probarlo.
Cepas tintas
- Tempranillo: uva emblemática de España, equilibrada y con gran capacidad de envejecimiento. (Jaros Roble 2022, Jaros Crianza 2021, Chafandín 2021).
- Garnacha: aromática, suave y versátil.
- Cabernet Sauvignon: internacional, estructurada y con notas herbáceas.
- Monastrell: intensa, con taninos marcados y gran concentración.
Cepas blancas
- Albariño: fresca, con alta acidez y aromas cítricos.
- Chardonnay: adaptable a distintos climas, con cuerpo y potencial de crianza.
- Verdejo: típica de Rueda, aromática y herbácea.
- Sauvignon Blanc: muy aromática, con matices tropicales o herbales.
Cepas autóctonas singulares
Algunas regiones protegen variedades locales que no se cultivan en otros lugares, aportando vinos únicos y de identidad marcada. Suelen producir volúmenes reducidos pero de gran interés para quienes buscan vinos exclusivos. Un ejemplo es la Tinta de Toro, variedad local del Tempranillo, presente en el vino Yaso 2021
¿Cuántos litros de vino da una cepa?
El rendimiento de una cepa depende de la variedad, el clima, el manejo del viñedo y el objetivo de calidad. Antes de calcularlo, hay que considerar que no todas las uvas cosechadas se transforman en vino: parte se pierde en el proceso y parte se destina a otros usos.
- Viñedos de alta producción: hasta 5-6 kg de uva por cepa, lo que equivale a unos 4-5 litros de vino.
- Viñedos de calidad controlada: 1-2 kg de uva por cepa, que producen 0,75-1,5 litros de vino.
En bodegas de alta gama se limita el rendimiento para concentrar aromas y sabores, priorizando la calidad sobre la cantidad.
¿Qué es el terroir?: Su efecto sobre la cepa
El terroir es el conjunto de factores naturales que influyen en el desarrollo de la vid y, por tanto, en el vino resultante. Antes de desglosarlos, conviene entender que el terroir es una interacción: no es solo el suelo, ni solo el clima, sino la combinación de todos los elementos y cómo la vid responde a ellos.
Suelo
El tipo de suelo (arcilloso, calcáreo, arenoso, pizarroso) afecta la retención de agua, el drenaje y la temperatura radicular, condicionando la maduración de la uva y su concentración de compuestos aromáticos.
Clima
La temperatura, la cantidad de sol y las precipitaciones determinan la acidez, el contenido de azúcar y los aromas de la uva. Climas cálidos favorecen vinos más maduros y con más cuerpo; climas fríos aportan frescura y acidez.
Topografía
La altitud, la orientación y la pendiente del viñedo influyen en la exposición solar y la ventilación. Estos factores pueden proteger contra enfermedades, retrasar o adelantar la maduración y mejorar la calidad de la fruta.
Conocer las cepas de vino y su relación con el terroir permite comprender por qué cada vino es único. Desde la genética de la planta hasta el lugar donde crece, todo cuenta para definir su personalidad en la copa.